Interesante título ¿No? Bueno, tengo una buena noticia y una mala para contarte. Así que prepárate y te recomiendo de todos modos leer este artículo que estoy seguro va a ser muy interesante y didáctico.
Si llegaste a este artículo buscando que te realice unos 40 logos por 400 dólares, lamento informarte que no hago ese servicio. Es más, creo que muy poca gente lo podría hacer.
Sin embargo, ya que llegaste hasta aquí seguramente atraído por el título, sí tengo algo para ti.
Una interesante y didáctica historia (Ya sueno como un abuelo) que te enseñará dos cosas. Si eres diseñador o marketero, a apreciar mucho tu trabajo y esfuerzo. Si eres un cliente, a apreciar a tu diseñador o marketero. Así de simple.
[bctt tweet=»Mi historia: 40 logos por 400 dólares. De no creer.»]
¿Quieres escuchar esta historia?
Hace un tiempo atrás cuando recién comenzaba en el mundo de la consultoría, tuve un cliente que me pidió que le diseñe su marca.
Una marca con todas las de la letra. Creación de la parte visual, composición de marca, tipografía propia, manual corporativo. En resumen, un trabajo completo.
Por cierto, utilizaré la palabra “logo” para definir a la marca, sin hacer distinciones entre isotipo, isologo e isologotipo. Pero entiendes a lo que me refiero.
Hice lo de siempre. Me junté con el cliente, café de por medio fui armando una especie de “Brief” de marca para comprender todo lo que el cliente requería y esperaba de la misma.
Una vez en mi casa, me puse una semana a trabajar duramente sobre el diseño de esa marca. Tras varias pruebas, modificaciones, amanecidas y altas dosis de cafeína recorriendo mis venas, terminé seleccionando 3 diseños que estaba seguro eran lo que el cliente quería.
Es más, me tomé el trabajo de seleccionar un logo que me gustaba y armé un manual corporativo (Cosa que el cliente no había pedido) mostrando sus diferentes aplicaciones, usos, pantones, reducciones, prohibiciones y hasta inclusive aplicaciones en merchandising y elementos de oficina. Una obra de arte.
Tras coordinar la reunión con el cliente hice mi presentación. Terminé mostrando mis 3 logos favoritos (o los que veía más acorde a lo que el cliente pedía) y pude presentar el diseño final que me gustaba. Sucedió lo que esperaba, al cliente le había encantado. Era tal cual lo que esperaba.
Aunque algo sucedió.
El cliente me miró y me dijo:
Mariano, me encanta el diseño, pero creo que pagar 400 dólares por un diseño tan simple es una locura ¿A cuánto me lo rebajas el precio?
En ese momento no sabía si explotar y decirle que yo no era un vendedor de mercado como para andar renegociando el precio o directamente hacerme una Harakiri con mi laptop. Sin embargo mantuve la calma e hice mi jugada. Le dije que quería mostrarle algo antes.
Teniendo una experiencia similar en el pasado, agarré mi bolso, saqué de allí adentro una carpeta y comencé a sacar las hojas que estaban dentro de esa carpeta. Tras poner una al lado de la otra en la mesa le mostré los más de 40 logos que había realizado y le dije:
Tiene razón, el diseño es simple. Es más estoy seguro que ahora lo puedo realizar en menos de 5 minutos. Sin embargo me tomó varios años de experiencia llegar a aprender a hacer un logo así, inclusive hice estos 40 logos hasta llegar a encontrar ese logo perfecto para usted.
Nuevamente lo mire a los ojos y le dije:
Así que si quiere, le puedo cobrar 20 dólares por logo, sumamos el tiempo que me tomó realizar 40 logos para llegar a este diseño final y mejor para ambos.
Me miró con una expresión de sorpresa. Finalmente le dije una frase que hace tiempo atrás había visto en una caricatura de internet y que era muy acertada:
Recuerde que no le estoy cobrando en sí el logo, le estoy cobrando los años de experiencia que me tomaron para poder llegar a diseñar ese logo que tanto le acaba de gustar y que posiblemente a sus clientes les genere la misma impresión.
De más está decir que el trato se realizó, la jugada funcionó y cobre a esa temprana edad de mi vida el monto que se había asignado en un inicio.
Así que a todo esto, van las moralejas:
MORALEJA 1:
Valora tu trabajo, no lo regales y aprende que tu trabajo (si es bueno) es el fruto de años de experiencia y esa experiencia vale.
MORALEJA 2:
Si eres un cliente aprende a valorar el trabajo de tu diseñador. No es un simple diseño, sino más bien la experiencia acumulada de conocimientos, habilidad y capacidad de utilizar herramientas, para llegar a plasmar visualmente una identidad.
MORALEJA 3:
Siempre hay que buscar responder con altura. La misma experiencia, con una reacción algo visceral de mi parte, seguramente hubiese terminado mal y no estarías leyendo esto.
Y a ti ¿Te pasó algo similar alguna vez? No te olvides de compartirlo en los comentarios.
Muchas gracias por tu tiempo.
Mariano Cabrera Lanfranconi (Mclanfranconi)
¿Interesante texto. Y cuál es ese logo que hiciste?
Estimado Fredy, entenderás que por respeto al cliente (y por temas de confidencialidad) no puedo exponerlo. La experiencia no es algo positivo, no es ético mandar al frente así a una empresa o negocio. El objetivo es la enseñanza sobre la situación.