Bueno, ahora que el sitio web está casi listo, era hora de volver a la vida de Blogger. El día de hoy hablaré de algo bien interesante que como consultor, muchas veces tuve que ayudar, esas acciones pequeñas o grandes que hacen que una empresa corra el riesgo de cerrar o de quebrar.
Algo que debemos comprender es que una empresa es como un ser humano y que dentro de ella hay algunos elementos que de no cuidarlos o manejarlos con criterio, podrían transformase en una enfermedad bien peligrosa que nos termine aniquilando de adentro hacia afuera.
Muchas veces veo a personas quejarse de la competencia o las acciones de un competidor, pero que no comprenden que también ellos mismos están haciendo dentro de sus organizaciones, acciones que ponen a la empresa en un mayor riesgo, que el más vil de los competidores.
1. Perder el foco:
Suena extraño, pero hubo una época en que McDonalds vendió pizza y no le fue tan bien como esperaban. También le sucedió a Coca Cola cuando lanzó la New Coke en base a estudios realizados en consumidores de Pepsi y los fanáticos de la marca la terminaron odiando hasta tal punto que tuvieron que sacarla del mercado.
Algo que debemos comprender es no olvidarnos nunca del foco de nuestra empresa, nuestra razón de ser. Sonará simple, pero nuestra misión y visión es clave para no perdernos del camino y terminar en el otro extremo del que deseábamos.
En resumen, el foco es clave en una empresa porque hace que todas las estrategias, personas e ideas estén comprometidas con el mismo objetivo en lugar de dispersarse y terminar derrochando tiempo, energía e inclusive dinero.
2. Tener Todólogos:
Otro problema típico que afecta a las empresas, es tener “Todólogos” dentro de ellas. Esto significa personas que hacen múltiples trabajos importantes y que de esa forma tengan su atención dividida en 2 o 3 actividades, pero sin poder atender a las mismas en un 100%.
Cuando una empresa tiene “Todólogos” significa que o bien están con problemas de personal (o ingresos) o están con problemas de delegación de tareas y prefieren sobrecargar a sus mejores trabajadores o los más confiables en lugar de optimizar todo el equipo. Situación que termina muchas veces con un personal descontento, que se siente sobrecargado y hasta inclusive mal pagado.
En resumen, tener “Todólogos” afecta a la empresa y mucho; porque un “Todólogo” nunca podrá encargarse al 100% de todas las actividades que tiene y solo podrá en el mejor de los casos, llegar a ser efectivo en un 2% o 30% en cada actividad.
3. Falta de comunicación:
Recuerdo una historia sobre una marca de automóviles en la que el Departamento Comercial decidió crear una promoción especial para impulsar las ventas de uno de sus modelos que estaba perdiendo terreno en el mercado, pero olvidaron mencionarle esto al Departamento de Producción. ¿Qué sucedió? La gente vino en masa a buscar automóviles y nunca tuvieron la capacidad de abastecer a ese mercado, creando así un descontento general sobre la marca.
La comunicación en una empresa es vital. Muchas veces vemos que un trabajador sabe más que su jefe, pero no por conocimiento o capacidad, sino porque no había un sistema de comunicados y directamente la comunicación llegó primero al trabajador antes que a su superior (Si es que llegó alguna vez a él)
Lo ideal es que en una empresa exista un mecanismo de comunicación en la cual la misma sea transmitida de forma clara, bien dirigida y donde no se produzcan estas filtraciones que ponen en riesgo a la misma.
Por eso es importante que la comunicación sea uno de los aspectos más importantes a manejar dentro de una empresa y no olvidarse de crear estos mecanismos. No por algo hay una frase que dice: “La información es poder”
4. Optimismo excesivo:
Muchas veces vemos en las películas esos CEO o Gerentes Generales de empresas que cuando todo está mal, ellos mantienen la sonrisa, no sudan ni una gota y con una mirada asertiva hacen un gran movimiento o llamado, sin titubear y salvan a la empresa del caos y la quiebra. En Hollywood eso funciona perfecto, pero en la vida real es muy diferente… bastante diría!!!
Siempre es bueno estar preparado para el mejor y el peor escenario y nunca tener un optimismo excesivo de pensar que todo saldrá bien hasta que realmente nos demos cuenta que eso es imposible.
Las empresas se miden en números, en ingresos, en dinero, el optimismo está de más. Así que recuerden, muchas veces es preferible tener una mirada más conservadora, a ser un empresario optimista, pero sin ningún centavo en los bolsillos.
5. Personal poco idóneo:
Las empresas las conforman las personas y elegir mal a esas personas es como darle de comer veneno a nuestra empresa.
Todo el personal que esté dentro de una empresa, debe ser el personal correcto, haciendo lo correcto y de la forma correcta. La historia está llena de casos de empresas que quebraron por el simple error de un trabajador, así que la suya no está exenta de esto.
Lo ideal es definir claramente el perfil de trabajador que queremos para cada área de la empresa e ir a buscar lo mejor posible. Contar con una buena selección o inclusive una persona encargada de Recursos Humanos puede ser la diferencia entre una empresa exitosa y una empresa que solo tenga flojos o gente de dudosa calidad trabajando.
No hay que olvidar que nuestra empresa es como un reloj, donde cada pieza juega un rol fundamental y mientras más calidad de personal tengamos, mejor van a ser las piezas de ese reloj.
6. Olvidarse de los números:
Este consejo va más que nada para los emprendedores, pero en verdad he visto empresas grandes lidiar con lo mismo. Las empresas se miden por sus números y si uno no conoce sus propios números, la cosa está complicada.
¿Qué significa esto? Desde cuantificar la creación de una empresa, hasta pagar los servicios o costos de la misma, desde pagar impuestos, hasta pensar en indemnizar a un trabajador; todo debe estar contemplado en los números porque tarde o temprano nos van a rendir cuentas.
El mejor consejo en este aspecto es entonces tener en nuestro equipo un muy buen contador (Y que sea de confianza) o un excelente departamento de contabilidad que lleve no solo los números, sino que también aprenda de alertarnos a tiempo antes de que lleguemos a la oficina y nos falte la luz, el teléfono o internet (Si se está riendo, posiblemente ya le pasó)
En resumen, en una empresa, los números lo son todo y no debemos menospreciar o hacer la vista al costado sobre los mismos.
7. Desprestigiar al marketing:
Siempre me llamó la atención que una de las primeras cosas que una empresa recorta en momento de crisis es el marketing, cuando justamente el objetivo de esta actividad es también generar nuevos ingresos gracias a la comunicación.
Muy diferente es cortar algunas actividades de marketing que puedan ser no tan rentables, pero aniquilar totalmente el marketing es como decir: “Buenos señores, ahora sí, vamos a quebrar, porque no tenemos forma de que la gente sepa que estamos en el mercado”.
Mi consejo es que las empresas siempre cuenten con un presupuesto de marketing para casos de emergencia el cuál debe ser activado en esos momentos de crisis, para justamente no terminar de perder totalmente la batalla.
Recuerden entonces que en momento de crisis, es posiblemente el marketing, la herramienta que más puede ayudar a una marca a comunicarse y volver a la actividad.