Extraño el marketing tradicional ¿Y ustedes?

Extraño el marketing tradicional

Será que ya voy entrando a la famosa y nueva crisis de los 30 (Bueno faltan solo 2 años, pero ya alguna que otra cana aparece en la cabeza) que me puse algo melancólico recordando el marketing de hace años atrás. Ese marketing que más que asombrarme por su nivel de innovación, me conectaba con la marca de una forma diferente.

Hoy en día con tanta tecnología he visto morir muchas acciones que hace años atrás me cautivaban, enamoraban y hacían que hasta espere ver cómo algunas marcas se comunicaban.

¿Les parece subirse a la máquina del tiempo conmigo?

Extraño muchos los famosos productos de muestra en las revistas. Todavía alguna que otra revista femenina sigue regalando esos envases de shampoo o crema de enjuague. Pero hace años atrás, ví marcas como Axe lanzar su jabón líquido de baño para hombres o inclusive empresas de acondicionadores que regalaban una muestra en tamaño escala de su producto. Ni hablar de las revistas de niños al estilo Anteojito o Billiken que traían cada tanto algo novedoso, que motivaba más a comprarlas por el “regalo” que por lo que había para leer. Inclusive recuerdo el aroma de más de un perfume de esos que había que despegar de la página y frotar con el dedo.

Otra cosa que extraño es la publicidad por correo físico. Si  bien hoy en día siguen llegando cosas, usualmente son los típicos folletos impresos masivamente y que se amontonan debajo de la puerta sin tener nada atractivo que mostrar. Hubo una época en que las marcas se esmeraban al hacer la publicidad por correo. Desde sobre animados, troquelados o con efectos 3D, hasta otros con olores o inclusive con muestras de gran calidad.

También extraño la degustación en supermercados, pero la degustación de la buena. Nunca olvidaré esa vez que probé las pizzas Sibarita (De McCain) y nunca más pude dejar de comerlas (Bueno hasta que cambié de país). Son muchos los productos que gracias a esta técnica me hicieron descubrirlos y volver un cliente activo de la marca. Inclusive había negocios como fiembrerías o minimercados que aprovechaban esta técnica con deliciosos jamones, quesos, panetones, alfajores o cuanto producto comestible uno puede imaginar.

¿Qué más extraño? Extraño mucho cuando los periódicos o revistas se esforzaban por darle un valor agregado a su medio. Nunca podré olvidarme del dinosaurio armable con esqueleto y todo que venía con una revista y que conservé durante años (Aparte el esqueleto brillaba en la oscuridad). Ni hablar de la revista de Top Kids (Un programa de televisión que veía de niño) que regalaba todos los personajes de Mortal Kombat (Goro, era realmente algo increíble). Es más, recuerdo también la PC USERS con sus famosos CDs llenos de programas, juegos y tutoriales.

Cómo olvidarme también del típico marketing de canjear cupones o vales. Hasta el día de hoy conservo el reloj despertador que canjeé con los cupones de la revista Genios. Tampoco olvidaré el canjear vales por entradas de cine recortando los mismos del periódico.

Siguiendo con estrategias del viejo marketing que extraño, es imposible olvidarse de las marcas que realmente hacían muy buenos regalos por adquirir sus productos. Más de un fumador habrá comprado cigarrillos Marlboro solo por obtener el encendedor metálico láser o muchos habrán comprado una caja de helados porque venía con un muy buen juguete armable. Ahora los regalos se volvieron algo muy básico y hasta muchas veces pareciera que no conocen a su consumidor.

Finalmente, lo que más extraño era cuando al ver televisión o una revista, las marcas realmente se esmeraban por contarnos una historia o sorprendernos con algo de alta calidad. Hoy en día todo se digitalizó (no está mal) pero también se perdieron viejas estrategias que el cliente extraña. Ahora gran parte del marketing y la publicidad se basa por invadir al cliente, cuando camina, cuando maneja, cuando navega o cuando vé televisión y son pocas las marcas que buscan realmente sacarle una sonrisa a uno.

En resumen, quizás uno se hace viejo o quizás realmente el marketing y la publicidad perdieron un poco ese “toque” que tanto les gustaba a los clientes. O puede ser que quizás, no soy un Millenial, Generación Y, Z o la letra por la que ya estemos.

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